Necesito un relato de luz, me dijiste una tarde de lluvia con el alma oscura. Pero a mí solo se me ocurrían historias de amor con final trágico así que sin abrir la boca preparé un té y me senté a tu lado. Ninguna decía nada. Ninguna sabía qué decir. Pero nos acompañábamos sin más, mano a mano sobre la cama de tu cuarto.
Necesito un relato de luz, pensé una mañana de frío mientras salía por el portal de casa. Brillaba el sol y me dolían las manos bajo los guantes. Sígueme, dijiste leyéndome el pensamiento y acabamos en un puente sobre la Nacional II mirando pasar aviones.
Los relatos de luz no siempre tienen palabras, reflexionaste una noche frente a una cerveza en un bar lleno de humo. A veces simplemente se trata de ruido y bailamos hasta que cerraron.
A este desayuno de domingo le falta un relato de luz. Bajé a por el periódico mientras lo preparabas y acabamos mojándolo en el café con leche.
¿No se acaban nunca los relatos de luz?, te pregunté un otoño triste. Tú me cogiste la mano y la apretaste fuerte.
No, nunca.
Necesito un relato de luz, pensé una mañana de frío mientras salía por el portal de casa. Brillaba el sol y me dolían las manos bajo los guantes. Sígueme, dijiste leyéndome el pensamiento y acabamos en un puente sobre la Nacional II mirando pasar aviones.
Los relatos de luz no siempre tienen palabras, reflexionaste una noche frente a una cerveza en un bar lleno de humo. A veces simplemente se trata de ruido y bailamos hasta que cerraron.
A este desayuno de domingo le falta un relato de luz. Bajé a por el periódico mientras lo preparabas y acabamos mojándolo en el café con leche.
¿No se acaban nunca los relatos de luz?, te pregunté un otoño triste. Tú me cogiste la mano y la apretaste fuerte.
No, nunca.