Junto a mi ordenador tengo una manzana robada en un palacio de las mil y una noches. Ha cruzado el Mediterráneo y permanece ahí, brillante, mirándome melosa. Si me comes, me dice, volverás a sentir la oscuridad verde de Damasco, las sombras de sus callejuelas empedradas, la altivez de la mezquita omeya. Si me comes, me dice, ese gusto ácido te reconfortará y acabará con el cansancio.
Pero aún no tengo hambre y no lo hago. Sólo la miro y pienso en la lluvia. No la de aquí, sino la de las ciudades amarillas, la que cae sobre las vidas posibles, la que empaña las miradas inquietas. Pienso en el tiempo y en la distancia, en esta oficina que no ha cambiado nada en estos quinientos años (que es el tiempo que ha pasado desde la última vez) y me miro por dentro y tampoco sé si yo he cambiado mucho.
La ciudad me observa con desdén y no entiende. Septiembre es el mes de las tristezas post veraniegas, Marzo no. Por eso no me consuela, por eso el aeropuerto sólo me devuelve un Madrid desgastado en sus rutinas, por eso la oficina no tiene aire de fiesta.
Otra vez los papeles desordenados, las cuentas pendientes, los guiones sin escribir. Otra vez una fruta sobre la mesa, esperando un descanso, esperando un mordisco. Si me comes, me dice la manzana mágica robada de un palacio de las mil y una noches, permanecerá en tu boca un ratito más ese regusto a tranquilidad y a dicha infinita.
Obedezco y de repente se me apagan las nostalgias. La manzana es mágica, por eso. Damasco se guarda en su cajita, se archiva en mi biblioteca de recuerdos y se difumina. No me gusta pero no le queda otra.
Y mientras en mi boca el regusto ácido...
La manzana...
Pero aún no tengo hambre y no lo hago. Sólo la miro y pienso en la lluvia. No la de aquí, sino la de las ciudades amarillas, la que cae sobre las vidas posibles, la que empaña las miradas inquietas. Pienso en el tiempo y en la distancia, en esta oficina que no ha cambiado nada en estos quinientos años (que es el tiempo que ha pasado desde la última vez) y me miro por dentro y tampoco sé si yo he cambiado mucho.
La ciudad me observa con desdén y no entiende. Septiembre es el mes de las tristezas post veraniegas, Marzo no. Por eso no me consuela, por eso el aeropuerto sólo me devuelve un Madrid desgastado en sus rutinas, por eso la oficina no tiene aire de fiesta.
Otra vez los papeles desordenados, las cuentas pendientes, los guiones sin escribir. Otra vez una fruta sobre la mesa, esperando un descanso, esperando un mordisco. Si me comes, me dice la manzana mágica robada de un palacio de las mil y una noches, permanecerá en tu boca un ratito más ese regusto a tranquilidad y a dicha infinita.
Obedezco y de repente se me apagan las nostalgias. La manzana es mágica, por eso. Damasco se guarda en su cajita, se archiva en mi biblioteca de recuerdos y se difumina. No me gusta pero no le queda otra.
Y mientras en mi boca el regusto ácido...
La manzana...
7 comentarios:
Precioso esa mezcla de nostalgia y volver a empezar, con regusto amargo. Ese amarillo que tanto citas, se nota en tus escritos.
Un beso.
Salud y República
Me ha encantado, en serio... me parece genial.
saludos y salud
Tu vuelta me llena de alegrìa, por las cosas que has gurdado en tu retina y estoy segura que vas a compartir con nosotros.
Hoy dos de marzo es para mi especial y el sábado o el domingo más.Besitos.
Qué placer, cuando el sabor de un viaje se esconde en el corazón de una manzana.
Pero cuidado: dicen que es un furto peligroso.
Todo recuerdo esconde el veneno de la nostalgia.
Deseando que nos cuentes sobre las ciudades amarillas, ahora que Madrid vuelve a ser gris. Hasta mañana.
...de la discordia (y del ensueño).
Beso gordo
ETDN, el placer de un viaje es como el de los amores, uno lo condensa en cualquier parte, tan llena de ganas como está de él...
contaré, contaré (hasta ponerme pesada...)
Rafa, es verdad lo del amarillo, un color brillante, alegre, un color de sol, pero también de otoño y cartas viejas
Álvaro, me alegro que te haya gustado!
Mega, beso de vuelta para tí...
Mi anónima favorita...yo también tengo ganas de verte...
un beso a todos
A mi también se me apaga la nostalgia sabiendo que ya estás aquí.Espero reengancharme a tus maravillosas fantasias y leer todas tus hermosas locuras.
Potanapos del zoo.
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