Rocío cree que siempre que alguien estrena algo hay que pedir un deseo. Que si lo pides mucho, acaba por cumplirse. Por eso, porque lo más barato son los calcetines, de vez en cuando se compra unos cuantos y así puede tocarlos, cerrar los ojos y desear algo con fuerza. Me lo cuenta mientras bebemos un pacharán en casa de Frauke. Afuera -11 grados, la nieve. Afuera la ciudad. Afuera nosotros, luego, en busca de un lugar donde perdernos. Tengo un plan, les cuento, y sonríen.
El domingo dura apenas una hora de sol. La que aprovecho para buscar un regalo. Para comprarme calcetines. Al estrenarlos, después, cierro los ojos y deseo con fuerza.
2 comentarios:
Qué maravilla, cuando no tienes nada que desear porque te sientes colmada... Guarda en a buen recaudo esa felicidad en tus nuevos calcetines :o)
Besos
¡Qué radiente se te ve! ....y eso que vas a abandonar tu ciudad talismán. Me alegro.
Besitos alegres.
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