Los animales que llenaron los dibujos animados de mi infancia (y de mi no tan infancia) son hoy simples nombres que no esconden nada. Casi ni existen. Son datos minúsculos de un planeta que devora a sus habitantes, porque otros habitantes lo devoran a él.
Fuera la nieve y dentro una calefacción que no calienta, unos pies fríos, un té que arde. En la otra punta del continente un montón de hombres trajeados comparten apretones de mano, comilonas y reuniones interminables e inútiles mientras la sirenita de esa ciudad que hoy les acoge, se pregunta cuánto tiempo más seguirá ahí parada mirando el mar, cuándo ese mar, pero de mierda, la absorberá para siempre.
Los animales de mi infancia serán un día animales fantásticos que reinen en las crónicas inventadas de algún escritor sin imaginación. Serán dibujos sin animación que solo queden en nuestras retinas como un recuerdo sombrío de algo que quien sabe si realmente existió. No conoceremos a Seabert, ni a Mofly y aunque quizá haya alguien que busque a Nemo, decidme...
¿habrá alguien que lo encuentre?
Fuera la nieve y dentro una calefacción que no calienta, unos pies fríos, un té que arde. En la otra punta del continente un montón de hombres trajeados comparten apretones de mano, comilonas y reuniones interminables e inútiles mientras la sirenita de esa ciudad que hoy les acoge, se pregunta cuánto tiempo más seguirá ahí parada mirando el mar, cuándo ese mar, pero de mierda, la absorberá para siempre.
Los animales de mi infancia serán un día animales fantásticos que reinen en las crónicas inventadas de algún escritor sin imaginación. Serán dibujos sin animación que solo queden en nuestras retinas como un recuerdo sombrío de algo que quien sabe si realmente existió. No conoceremos a Seabert, ni a Mofly y aunque quizá haya alguien que busque a Nemo, decidme...
¿habrá alguien que lo encuentre?
6 comentarios:
No sé si habrá quién lo encuentre pero seguro que hay quién lo busca, que ya es una rendija a la esperanza. Creo que llevo a todos esos compañeros en la maleta, las tardes de pan con chocolate y la mirada, aterida y expectante, de aquellos tiempos. No soltemos el hilo, vale? No lo soltemos
No será tan dificil encontrar a Nemo, más complejo encuentro lo de SEabert y Mofly. A mi se me habían perdido en el olvido. Otros animales sustituirán a los tuyos y recibirán el mismo amor que les diste en tu infancia, sirenita de ciudad.
Besos
Hay un libro de Jorge Wagensberg que no he leído, pero con el título me basta: Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta?.
Y es que las preguntas son importantes.
En este caso creo que es:
¿habrá alguien que lo busque?
Alicia, en este caso buscar no es demasiado esperanzador, porque de qué sirve buscar si no existe eso que buscamos. Como sigamos cargándonos el planeta ni koalas, ni focas ni pezes payasos podremos encontrar...
Anabel, no hablaba tanto de la literatura infantil, sino de la paradoja de que los animales con los que crecimos hoy estén tan amenazados. Otros animales los sustituirán, seguro, pero esperemos que sea por un cambio de modas y no porque hayan desaparecido...
Nano, ¿habrá alguien que lo busque? que desesperanzador...(y qué título más bueno para un libro, ese de Wagensberg) Te hice caso y fui el sábado a la concentración en el Reina...y se me (re)despertó la conciencia ecológica...(gracias)
besos
Hacía mucho que no increpabas a nadie por usar cerillas
y ahora que dicen que la tierra es del viento... qué hacemos los que caminamos por ella...
¡fuera los poetas de La Moncloa! solo crean confusión en las buenas gentes, como mi amiga Aroa.
Las estrellas para quien las trabaja.
(lo dice Mestre).
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