martes, 22 de diciembre de 2009

los sueños

Los sueños pueden cumplirse o no.
Pero eso es lo de menos.

Lo de más es seguir levantándose cada mañana deseando algo con fuerza (que Charo no se haya acabado la leche, que el trabajo no sea duro, que me llames y me digas que vienes y nos tomemos una cerveza y nos comamos la noche o a besos)

Lo de más es tener a alguien a quien contarle los sueños, las pesadillas. Antes, durante o después del café.

Lo de más es sorprender el brillo en tus ojos cuando hablas de un nuevo proyecto. De otro sueño.

Lo de más es no dejar nunca de creer en ellos.
No dejar nunca de tenerlos (y de compartirlos)

¡Feliz Navidad a todos!

La ilustración/felicitación está vilmente robada a mi amiga Raquel, que a veces no cree en los sueños pero que no deja de perseguirlos con fuerza.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Chueca

La ciudad tirita bajo una oleada de aire siberiano y yo observo a los hombres solitarios desde la ventana. Caminan arrastrando los pies y sus décadas de fracasos en un barrio que es más de ellos que de nadie, aunque esté tomado por una jauría de cuerpos cultivados vestidos a la última. Sortean los desperdicios provocados por la última orgía de sábado noche mientras arrastran la correa de un perro y van a comprar el periódico.

Desde mi refugio, este iglú-agujero en el que habito, trato de rescatar los rasgos de ese Chueca antiguo, el marginal y marginado, cuando las calles las poblaban yonquis y putas travestidas y abuelas en edificios sin rehabilitar. No me parece tan distinto, aunque las drogas ahora sean de diseño y los yonquis, treintañeros con complejo de peter pan y un buen saldo en la cuenta corriente.

Chueca los domingos es un barrio con resaca que no mira el reloj. Las calles están tranquilas, los bares casi vacíos y las tiendas de diseño cerradas. Es en ese momento cuando los hombres solitarios salen a pasear arrastrando sus pies y sus décadas de fracasos. Es entonces cuando el barrio es más barrio que nunca. Más de ellos que de nadie.

Los intrusos, como yo, solo espían desde la ventana.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Buscando a Nemo


Los animales que llenaron los dibujos animados de mi infancia (y de mi no tan infancia) son hoy simples nombres que no esconden nada. Casi ni existen. Son datos minúsculos de un planeta que devora a sus habitantes, porque otros habitantes lo devoran a él.

Fuera la nieve y dentro una calefacción que no calienta, unos pies fríos, un té que arde. En la otra punta del continente un montón de hombres trajeados comparten apretones de mano, comilonas y reuniones interminables e inútiles mientras la sirenita de esa ciudad que hoy les acoge, se pregunta cuánto tiempo más seguirá ahí parada mirando el mar, cuándo ese mar, pero de mierda, la absorberá para siempre.

Los animales de mi infancia serán un día animales fantásticos que reinen en las crónicas inventadas de algún escritor sin imaginación. Serán dibujos sin animación que solo queden en nuestras retinas como un recuerdo sombrío de algo que quien sabe si realmente existió. No conoceremos a Seabert, ni a Mofly y aunque quizá haya alguien que busque a Nemo, decidme...

¿habrá alguien que lo encuentre?

jueves, 3 de diciembre de 2009

Pérdida

Demasiado tarde, siempre, porque aunque hiciéramos
tantas veces el amor la felicidad tenia que ser otra cosa,
algo quizá más triste que esta paz y este placer,
un aire como de unicornio o isla, una caída interminable
en la inmovilidad.
Rayuela
Julio Cortázar

Qué aire de melancolía no va a tener mi salón si en las paredes que lo abrazan resaltan estas palabras en tinta negra mientras abajo se llena el sofá blanco de cansancio marrón. No entra la luz de la calle ni se acaba nunca nuestro silencio.

Me tocas pero tu caricia no es una cura, es una tragedia, una mentira, otra nostalgia más que acumular. Aunque todavía no lo sé y me sumerjo para purificarme contigo y volverme otra. Con la incredulidad en la boca y la sonrisa en los ojos sin saber que estoy a punto de perder la fe.

Una vez más.

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas