Leo en el periódico que el gobierno revisará la sentencia a muerte dictada contra el poeta Miguel Hernández y pienso en papá. Hay autores a los que uno le tiene cariño por las personas que le evocan. Mi padre, que el 31 de diciembre, valiente e idealista, se atreve a desafiar la piedra fría de Salamanca para acudir a un homenaje al Maestro Unamuno, es el mismo al que se le escapan versos de Machado cuando la nostalgia le inunda, o le da por evocar a Lorca las noches de luna llena. Puedo recitar a dúo la canción del pirata (pero yo la dejaré a medias y el la dirá de carrerilla), escucharle embelesada como una doña Inés cualquiera sus palabras de don Juan enamorado o verle copiar con su letra elegante citas cervantinas que encuentra colgadas de los muros de las ciudades viejas. No me sorprende, le he visto hacerlo siempre.
Aunque de nada sirvió repetirlo tanto.
Desperté de ser niño.
(Nunca despiertes)
Aunque de nada sirvió repetirlo tanto.
Desperté de ser niño.
(Nunca despiertes)
14 comentarios:
Estupendo homenaje este que entonas en doblete. Tu texto me parece muy bello como cierto, porque atesora la literatura del recuerdo.
Un beso
No despiertes nunca. Acurrúcate con las nanas de la cebolla y recuérdale siempre. Y no dejes que la literatura se quede dormida.
Salud y República
Son los versos de los que nunca ganamos una batalla, las flores mudas que de vez en cuando osan alzar la voz y aún hoy son calladas. Qué hermosa la literatura a dos, qué bello trenzar la voz de tu padre con los mimbres de Lorca o de Miguel Hernández.
No despertemos nunca. Nunca
Yo que no soy muy de leer poesía (para que engañarnos) reconozco que Miguel Hernandez me llega a las entrañas y no sólo por las nanas de la cebolla, no sé si me explico bien.
Besos a tu señor padre, que te inculcó el veneno de la lectura.
Por razones geográficas (viví en Alicante hasta los 20 años), se me han cruzado muchas historias con Miguel Hernández; varias de ellas no se pueden comentar aquí. Como tu padre con Unamuno, estuve en el homenaje prohibido que se le hizo en el cementerio. Mi hermano me dijo que iba a ser una encerrona, pero luego no fue tanto. Mucha gente con gabardina (en aquel tiempo, la poli iba vestida de poli) y algunas carreras. Pasado el tiempo, fue mi hermano el que lo sacó del nicho y lo puso en una parcela a la entrada. Una parcela grande, con mucho césped.
Cada dos o tres años, voy a ese cementerio y compro flores rojas. Primero se las dejo a mi hermano. Después a mi padre, que era del POUM y dejó de serlo para casarse con mi madre (en mi familia hay bastantes casos de traición a la patria o a los ideales por una mujer). Por cierto, estuve hace un par de meses y al mirar la lápida me dije, ¡joder!, porque este mes de mayo hará 50 años de su muerte. Y al salir, le dejo las que quedan a Miguel Hernández. Me quedo un rato, recitando mentalmente algún poema. A veces pasan hombres mayores y se detienen un rato. Un par de veces, uno de ellos, viejo pero de espalda erguida, se detuvo y le hizo un saludo militar.
Me hizo pensar que, además de poeta, Miguel fue soldado por una causa justa. No nos faltan en este país los poetas soldados; los que además de exponerse a todos los riesgos de la vida, como poetas, supieron también plantarle cara a la muerte.
“Como el toro me crezco ante el castigo”.
(Y un abrazo a tu padre).
Buena herencia nos dejan nuestros padres.
Ah, La Canción del Pirata... mi padre es otro de los que hacen que me avergüence de poder recitar solamente la mitad.
Uno de mis mejores recuerdos es en la tumba de Oscar Wilde en el Cimitière du Père-Lachaise en París leyendo con la fría luz de la mañana, sentado al lado de una botella vacía y reclinándome en todos los labios que han dejado allí el carmín de sus besos.
Mi padre, cada 31 de diciembre,reserva un ratito para leer a Unamuno, en homenaje. El resto del año también, pero ese día siempre.
Ay, los papis...
Me he críado escuchando (y cantando) Paco Ibáñez. Y no puedo para de llorar cuando escucho 'Palabras para Julia' de Goytisolo o 'Andaluces de Jaén' de Miguel Hernández.
Con esa poema, cantado por Paco Ibáñez, comenzó mi amor por ese hombre. Si de bebé me canturreaban las canciones, un poco más mayor devoré su antología poética.
Y te entiendo perfectamente.
En la universidad me pidieron que escribiera un relato a través de tres versos. Y a mí me salieron páginas de mi padre canturreando estas canciones.
Siento el parrafón. Pero me he identificado muchísimo.
Un saludo.
M.
Hola Gemma, qué bien encontrarte por aquí (os tengo a todos taaaan abandonados...)el recuerdo es la base de la literatura (fíjate en la oral) así que sí, es importante...
Rafa, la literatura con la que nos dormimos de niños es la que nos despierta cuando crecemos y nos moviliza, la que nos hace soñar... (ay rafa, es que te pareces tanto a mi padre...teneis que conoceros!!!)
Alicia...ganaron al menos la batalla del recuerdo...la más difícil...
Anabel...beso de vuelta...(ahora que nos ponemos cara y movimiento...)
Nano, como siempre me dejan sobrecogida tus historias...qué bonito es tenerte cerca...
mariajesus...qué buena herencia, sí...bienvenida al vestido a rayas
peludo, seguro que con la botella vacía la mañana parisina no era tan fría...;-)
ETDN...cómo son los padres verdad? sacaron una biografía de unamuno hace poco que a lo mejor le interesa a tu padre (yo se la regalé al mío...)
Eme, la poesía aquella época era un acto de rebeldía, de recuerdo...¿haremos nosotros lo mismo? no lo sé...tal vez ya no seamos tan rebeldes...
un abrazo a todos!!!!!!!!!!!!
Me siento abrumado con tanto alago de tus lectores y la emocón me hace confundir los versos y exclamar:¡Que es mi niña mi tesoro, que es mi dios la libertad!, esa libertad de la que Don Quijote decía no se pueden comparar los tesoros que la tierra encierra y la mar encubre.
Me siento orgulloso de que mi esfuerzo y mi semilla cayeran en tierra fértil.¡Te quiero bruja!
Chiquino si es que vales mucho!!!Asi que a escribir.
Recuerdo cuando tuve que aprender de memoria en el colegio Quevedo la canción del pirata y al llegar a Macotera orgullosa de mi hazaña me quedé sorprendida de que el abuelo Mateo se la supiese también.
El tiró una fertil semilla contigo al igual que tú con la del vestido a rayas .........................
Con nosotras se perderá el apellido, pero el amor por la lectura que nos inculcasteis desde pequeñas seguirá y quien sabe si algún dia quizá nosotras seremos "agricultoras·" y plantaremos más semillas.
"Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar."
Merys como siempre te has salido.
Marejadilla de besos
Nunca es tarde para el recuerdo y la gratitud
salduso y salud
Poetas-soldados...
Faltan de los primeros y sobran de los segundos, me temo (aunque suene a frase hecha de pacifista trasnochado).
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