lunes, 11 de agosto de 2008

Un árbol en Ljubljana


Hay un árbol en una plaza de Ljubljana, cuyo nombre sólo tú y yo conocemos. Lo bautizamos una media tarde en que se nos escapaban las ganas y nos podía el cansancio y el calor. Bajo sus ramas se dejaron caer algunos versos de Neruda y una brisa agradable: sucede solamente, que soy feliz por los cuatro costados del corazón, andando, durmiendo o escribiendo. Su espesor verde detenía el tiempo, en un día que había comenzado demasiado pronto. Tú no decías nada, apoyado en su tronco lleno de arrugas, de años y de amores contrariados y yo, con mi cabeza sobre tu cuerpo, cerraba los ojos y dejaba pasar veranos. Que voy a hacerle, soy feliz.

En una plaza de Ljubljana hay un árbol que no sabe que tiene nombre. Se lo pusimos un domingo de agosto, de encuentros y despedidas, de cafés antes del amanecer, de esquinas transitadas y deseos furtivos. Nos sentamos junto a él y le recitamos la poesía de nuestra historia sin romanticismo: él escuchó y no dictó sentencia. El día que comenzó temprano terminaba temprano sin remedio y ni el verde de su cabello conseguía atrapar el instante. Tampoco él, en sus murmullos de viento, decía nada, así que tú, apoyado sobre su cuerpo robusto, callabas promesas que yo no creía y el futuro era aquel árbol bautizado en una plaza de Ljubljana de la que nunca supe su nombre. Hoy dejadme a mí solo ser feliz, con todos o sin todos, ser feliz con el pasto y la arena, ser feliz con el aire y la tierra, ser feliz, contigo, con tu boca, ser feliz.

Dejó de sonar Neruda y abandonamos su vientre de tierra. Pero quedó su nombre flotando entre sus hojas verdes.
Nunca más fue un árbol cualquiera.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre tendrás, María, un árbol al que regresar para comprobar que la felicidad existe, y se mece en unas ramas.
Qué bien escrito, qué bien contado...

Anita dijo...

Maria, si los árboles hablaran...menudas historias podrían contar... Vamos, podrían escribir "cienes y cienes" de blogs. Jajaja... besitos

Bonita del Norte dijo...

aysss es bonito... pero... igual que los arboles... que pasaria si las hormigas hablaran?? seguro que ellas con lo pequeñitas que son tienen mucho que contar, porque parece que no están, no las ves, pero sí... están ahí... aguardando para subir por tu codo y... cotillear...

carmen moreno dijo...

Es fácil la magia bajo las luces refractarias de las hojas de los árboles. Qué bonito cuento.

Álvaro Dorian Gray dijo...

Y si, ese árbol tuyo, también fuera el mío....
Que bonito sería, ¿no?
Me ha encantado, saludos y salud

María a rayas dijo...

qué bonito Álvaro, pero seguro que tu árbol, que sería el mío, tendría otro nombre y otra historia...si los árboles hablaran...pues sí, Anita, cienes y cienes de blogs (además a los árboles, tan en contra como están del uso de papel les encanta el mundo virtual...)y a las hormigas también señor_ina, pero ahí juegas con ventaja porque te sabes el final de la historia...otro día hablaré de la mujer hormiga y de sus superpoderes...

Carmen, Brujilla, vuestras palabras me halagan y se me engorda el tronco y se me agitan contentas las hojas...desde luego que si la felicidad existe descansa tranquila bajo un árbol (en cualquier plaza, en cualquier bosque...)

o en nuestra selva virtual...

un abrazo a todos!!

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas