Si un día desaparezco sin decir nada búscame en la isla. Estaré sentada junto a las rocas viendo subir mareas y pasar veranos. Llevaré un sombrero de paja de ala ancha con un pañuelo azul para desafíar al viento y que no me lo robe. Tendré la piel oscurecida por el sol y la mirada limpia del mar virgen.
Si un día desaparezco sin decir nada ten por seguro que estaré en la isla. Nadie me convencerá entonces de Madrid, ni del trabajo, ni de la civilización y la disciplina. Ni siquiera hablándome de los amigos y las cañas, del ajetreo y la mezcla, de las mil y una posibilidades de ocio urbano. Si lo haces, si tratas de convencerme, te responderé cortando un tomate de verdad, recogido con mis propias manos, y echándolo a una ensalada sin antibióticos. Te responderé leyendo las mil páginas escritas en mis mil horas diarias de tiempo libre. Te hablaré de los cielos con estrellas, del agua transparente, de la felicidad.
Si un día desaparezco sin decir nada, recuerda que estaré en la isla.
Búscame si quieres.
Te estaré esperando.
Si un día desaparezco sin decir nada ten por seguro que estaré en la isla. Nadie me convencerá entonces de Madrid, ni del trabajo, ni de la civilización y la disciplina. Ni siquiera hablándome de los amigos y las cañas, del ajetreo y la mezcla, de las mil y una posibilidades de ocio urbano. Si lo haces, si tratas de convencerme, te responderé cortando un tomate de verdad, recogido con mis propias manos, y echándolo a una ensalada sin antibióticos. Te responderé leyendo las mil páginas escritas en mis mil horas diarias de tiempo libre. Te hablaré de los cielos con estrellas, del agua transparente, de la felicidad.
Si un día desaparezco sin decir nada, recuerda que estaré en la isla.
Búscame si quieres.
Te estaré esperando.
13 comentarios:
Ese texto huele a mar, y su primer párrafo podría ser una isla independiente.
un besín desde Gijón apuntadora!;)
No me chinche, Dama a Rayas.
Y la Isla, cualquera menos una. Tengo yo un cierto contenciosos con una, en concreto.
Pero creo que no es esa, así que vale.
Hola María, precioso relato, yo también me apunto a desaparecer en una isla y el que quiera que me venga a buscar.
El sábado estuve con una amiga común, Gemma - Mega, y me comentó que había estado antes contigo, qué pena no haberte conocido.
Un beso.
Salud y República
No desaparezcas nunca sin decir nada, por favor...pero si lo haces sigue escribiéndonos desde tu isla porque qué ibamos a hacer sin ti!
Es precioso, me ha encantado, me ha hecho sentir la brisa marina. Gracias.
saludos y salud
¡¿Mil horas diarias?!
Espero que sea un archipiélago porque yo me voy a otra.
Y es que tal como lo has contado, es irresistible.
Te iré a ver de vez en cuando, en barca de remos, y te llevaré huevos de gallinas que corran sueltas por ahí.
Mc, bienvenida al vestido a rayas...lo que huele a mar es Gijón...qué suerte de ciudad...
Microalgo,no es mi intención chinchar a nadie...de hecho invitado quedas a mi isla sin contencioso...
Rafa...pues sí, qué pena...habría sido muy bonito encontrarnos...como con Mega, que sorprendente es ponernos cara, no te parece?
Anónima N...no te preocupes, no he dicho en el post lo de Internet porque rompía lo bucólico de la isla, pero si me guardas un secreto te diré que yo sin wifi no me voy a ninguna parte (sssssssssh)
Álvaro, es que es bueno de vez en cuando escaparse de Madrid y soñar con un lugar de descanso...
Nán, pues con tus huevos y mis tomates podemos hacer un desayuno de esos legendarios, legendarios...y luego a disfrutar de las mil horas diarias!!!
qué felicidad!
un beso a todos
Tosabu :Podría ser buena idea y de paso escribir esas 200 páginas que te reglaman en tu patria chica.
Besitos.
Ay, qué melancolía anticipada de verano lento, de mar en la piel, de indolencia vacacional. Pienso en islas que me pertenecieron algún agosto. Y recuerdo el olor de Taormina y el mejor bocadillo que he saboreado nunca, en una isla del Egeo...Y de nuevo me vienen las ganas de viajar, que hace mucho ya que no salgo de España.
¡Ains!
Lo del tomate partido en dos como metáfora mediterránea de la pura felicidad me recordó a Manuel Vicent. ;-P
¿Sabes que últimamente tengo la impresión de que tus escritos nadan en prosa pero bucean en verso? Me ha pasado con éste, con el anterior, y con otros.
¡Y qué bueno fue conoceros!
Rafa estuvo a punto de hacerlo también, aunque no pudo venir por la mañana, y de ahí. Habrá que hacer nuevos reajustes la próxima vez.
A mí el encuentro me resultó menos extraño de lo que pensaba. Como si en realidad, más que cara, nos pusiéramos encima de lo conocido el vestido de un cuerpo, jaja.
Besos, guapa
Así pintaban nuestros vestidos...
http://puntoyseguido-mega.blogspot.com/
Ya sabes que cuando hiciste tuya esa isla yo estaba a tu laso y entre otras cosas prometiste que te llevarías a tus sobrinos a la casa que alquilarías o comprarías, lo digo para que quede presente.
PD: No te emociones esto no significa que los vayas a tener pronto, hay que darte tiempo para que te hagas con patrimonio.
Tosabu dice:
Me parece uno de los relatos más bonitos que has escrito ¿No será que he recordado muchas conversaciones en tiempos pasados donde hablabamos de la isla de nuestros sueños?
Un besazo.
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