Se tocan. Se besan. Se cogen de la mano y ya no les importan las miradas, ni los cuchicheos. A nadie ya les parece extraño que desaparezcan de repente en alguna esquina, ni verlos abrazados, ni las miradas cómplices. A nadie le sorprende ya que dejaran de ser amigos para marcharse juntos más lejos.
A nosotras tampoco y porque las cosas no son tan diferentes a como eran antes nos prestamos a un viaje, a unas cartas en la mesa de plástico de un camping o a unas sidras mal escanciadas en alguna playa mojada del Cantábrico. Nos movemos con ellos y los Blues Brother y casi sin querer se nos acaba el tiempo y las vacaciones.
Apiñados en el coche, entre maletas, botellas y chubasqueros, se tocan. Se quieren en los atascos de Semana Santa. Ella tararea alguna canción mala que escupe la radio y él dormido recostado contra la ventanilla le hunde la mano en su nuca, le recuerda que sigue ahí. Nosotras les observamos silenciosas desde el asiento de atrás y afuera Castilla extiende su manto de trigo aún verde, de piedras rotas, de castillos sin reyes. El domingo, la vida y el cruce de sus miradas son tan intensos y lentos como el tráfico de la autopista.
Pero qué más da. Ellos se tocan y a nosotras nos dibuja la soledad una sonrisa triste en nuestros rostros cansados y aburridos. Lo importante es volver rezan los carteles y siento que la vida es como una carretera en plena operación retorno.
Se puede tardar más
Se puede tardar menos.
Pero da igual.
Lo importante siempre es llegar a nuestro destino.
A nosotras tampoco y porque las cosas no son tan diferentes a como eran antes nos prestamos a un viaje, a unas cartas en la mesa de plástico de un camping o a unas sidras mal escanciadas en alguna playa mojada del Cantábrico. Nos movemos con ellos y los Blues Brother y casi sin querer se nos acaba el tiempo y las vacaciones.
Apiñados en el coche, entre maletas, botellas y chubasqueros, se tocan. Se quieren en los atascos de Semana Santa. Ella tararea alguna canción mala que escupe la radio y él dormido recostado contra la ventanilla le hunde la mano en su nuca, le recuerda que sigue ahí. Nosotras les observamos silenciosas desde el asiento de atrás y afuera Castilla extiende su manto de trigo aún verde, de piedras rotas, de castillos sin reyes. El domingo, la vida y el cruce de sus miradas son tan intensos y lentos como el tráfico de la autopista.
Pero qué más da. Ellos se tocan y a nosotras nos dibuja la soledad una sonrisa triste en nuestros rostros cansados y aburridos. Lo importante es volver rezan los carteles y siento que la vida es como una carretera en plena operación retorno.
Se puede tardar más
Se puede tardar menos.
Pero da igual.
Lo importante siempre es llegar a nuestro destino.
(encontrarse)
5 comentarios:
¡Jo!Pues si que está bien eso de encontrarse, tocarse y sobre todo quererse. La sonrisa... esa seguro que pronto se te pinta más alegre (sobre todo si le arreas con ese carmín colorao que luces en el perfil). Intuyo entre las lineas que habéis pasado unos días muy agradables.
Besos
Es bueno encontrarse, llegar sin prisa y no dejar besos en carreteras secundarias.
Saludos y salud
Me encanta lo de la operación retorno.
Me colé desde lo de Mega por tu foto, pero tu texto es tan delirante como tù. Te enlazo, y te digo de paso, que la soledad, y ese contemplar de "los felices" como a ti, me sugieren carteles de operaciôn, no retorno, sino "futuro".
;)
Saludos
Hola Eva!! bienvenida a este vestido a rayas...me parece genial ese cambio de operación retorno a operación futuro...pues sí, tienes toda la razón...
(también me gusta la brujita de tu foto;)
Anabel, buenísimos días pero cada vez me cuesta más eso de volver de vacaciones...lo llevo fataaaaal...y lo de la sonrisa...pues bueno...para eso esta el pintalabios no???
Pues Álvaro, no te diría yo que las carreteras secundarias no tengan su punto: puedes pararte a disfrutar de las vistas cuando quieras...
Bernardo...pues espero que haya operación retorno para tí a este blog...
un beso
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