La ciudad tirita bajo una oleada de aire siberiano y yo observo a los hombres solitarios desde la ventana. Caminan arrastrando los pies y sus décadas de fracasos en un barrio que es más de ellos que de nadie, aunque esté tomado por una jauría de cuerpos cultivados vestidos a la última. Sortean los desperdicios provocados por la última orgía de sábado noche mientras arrastran la correa de un perro y van a comprar el periódico.
Desde mi refugio, este iglú-agujero en el que habito, trato de rescatar los rasgos de ese Chueca antiguo, el marginal y marginado, cuando las calles las poblaban yonquis y putas travestidas y abuelas en edificios sin rehabilitar. No me parece tan distinto, aunque las drogas ahora sean de diseño y los yonquis, treintañeros con complejo de peter pan y un buen saldo en la cuenta corriente.
Chueca los domingos es un barrio con resaca que no mira el reloj. Las calles están tranquilas, los bares casi vacíos y las tiendas de diseño cerradas. Es en ese momento cuando los hombres solitarios salen a pasear arrastrando sus pies y sus décadas de fracasos. Es entonces cuando el barrio es más barrio que nunca. Más de ellos que de nadie.
Los intrusos, como yo, solo espían desde la ventana.
Desde mi refugio, este iglú-agujero en el que habito, trato de rescatar los rasgos de ese Chueca antiguo, el marginal y marginado, cuando las calles las poblaban yonquis y putas travestidas y abuelas en edificios sin rehabilitar. No me parece tan distinto, aunque las drogas ahora sean de diseño y los yonquis, treintañeros con complejo de peter pan y un buen saldo en la cuenta corriente.
Chueca los domingos es un barrio con resaca que no mira el reloj. Las calles están tranquilas, los bares casi vacíos y las tiendas de diseño cerradas. Es en ese momento cuando los hombres solitarios salen a pasear arrastrando sus pies y sus décadas de fracasos. Es entonces cuando el barrio es más barrio que nunca. Más de ellos que de nadie.
Los intrusos, como yo, solo espían desde la ventana.
7 comentarios:
desde la ventana indiscreta...
Los barrios se transforman aunque a veces solo lo hagan en apariencia. Seguro que en el corazón de Chueca queda mucho más de aquella época periférica de lo que nos imaginamos. Quizá el secreto está en salir a pasear a esas horas y doblar por una calle secundaria, que nos lleve a su vez a una secreta calle terciaria donde todo sigue siendo como siempre. shhh si la descubres no desveles el secreto... esa calle no está dibujada en los mapas. Besos desde la ventana de enfrente
Tal vez no hace a Chueca especial ese contrapunto entre lo tradicional y moderno?
Poder pasear por sus calles y ver una tienda de gays sadomaso y al lado Ferreteria Jose le da ese toque que hace al barrio.....diferente.
Que tu puedas ser una intrusa desde tu ventana indiscreta es la estela familiar que se repite, recuerda nuestra salita..... y su ventana.
Pero tu ventana de Chueca me gusta más, podría ser una ventana a lo indiscreta de Hitchcock.... solo falta que se mude gente a la casa de enfrente y esperarrrrrrrrrrrrr.
Mmm... poco "intrusa" es ya quien escribe este texto.
chica de las biscotelas, bienvenida a esta ventana indiscreta (en el fondo, ¿no son eso los blogs? una ventana desde la que ver sin ser visto?)
Alicia, así que tú eres la de la ventana de enfrente? pues mujer, abrela de vez en cuando y por favor haz algo con esos vaqueros que llevan colgados año y medio en el tejado ;-)
Si lo haces prometo saludarte con la mano cuando riegue los geranios...
Gemoti, hoy me he fijado en la ferretería (que no es tal, es más bien una tienda de electrodomésticos o de arreglaelectrodomésticos) y se llama Díaz...es que me quede flipada cuando leí tu comentario. Pensé...qué memoria!!!Pero bah, solo te habías tirado el pisto
:-P
Avan, todos tenemos algo de intrusos siempre...
besazo!
sí, los blogs son ventanas o PUERTAS indiscretas!!
jajaja!
un placer colarme por la tuya!
Buen homenaje a esos hombres que habitan Chueca solos de soledad.
(Y qué bueno que estés tú acompañándoles...)
Besos
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