lunes, 5 de mayo de 2008

Notting Hill

Siempre me pasa cuando viajo a otros países. Observo el ir y venir de la gente, las paradas de autobuses, las tiendas de frutas de la esquina, las chicas que miran el reloj a la salida del metro, los mercadillos de domingo con sol. Pienso, entonces, en las vidas posibles, en las rutinas berlinesas, lisboetas, londinenses, en Marcella habitando todos esos lugares y me dan ganas de atraparlos y hacerlos míos. Así que de vuelta a Madrid el pasaporte tiembla y a mi me entran ganas de revolucionar mi vida y ponerla del revés y marcharme de nuevo. Luego lo pienso y me quedo sin opciones. Tal vez aquel tiempo de posibilidades va poco a poco marchitándose y ya se me escapan las vidas posibles de las manos.

Así que se junta el regreso, el domingo horroroso que anuncia el lunes de vuelta al mundo real, la nostalgia por esas vidas que podrían ser pero no, con que en la tele ponen una de esas películas ñoñas de final feliz que te dejan clavada en el sofá. No importa que la hayas visto mil veces. No importa lo mala que sea. No importa ni tan siquiera que Hugh Grant fuera pillado in fraganti con una prostituta, (infiel y putero). Vuelvo a verla y a tararear el tema empalagoso de Elvis Costello con el que se cierra la película.

Lo reconozco: me gusta Notting Hill, más aún cuando apenas 24 horas antes he estado paseando por sus casas con puertas de colores, he rastreado entre cachivaches y turistas italianos y me he entretenido mirando en espejos concavos (o serán convexos?) una realidad, que como esas vidas posibles, tampoco he podido apresar.

Pero el espejo hoy no deforma lo que veo: es lunes y me dura la resaca. Hace bochorno en Madrid. Me compro unos pantalones negros de verano que pienso estrenar inmediatamente. Planeo un corte de pelo porque se me escurren los rizos. Sigo con la maldita cancioncilla de Elvis Costello en la cabeza. No pienso en Londres, mientras bajo desde Hortaleza hasta mi casa, pero sí en Notting Hill, en comprar un par de manzanas bien verdes, bien ácidas, ponerlas junto al libro que está en la cesta de mi bici de paseo y pedalear hasta Hyde Park, teniendo cuidado de mirar hacia el lugar correcto en los cruces. Y por fin, en ese parque de cesped brillante, sentarme en uno de esos bancos en los que alguien ha escrito un nombre, y respirar todas las ciudades que me rondan.

Creo que soy adicta al cosmopolitismo, al ajetreo, a los lugares verticales como Madrid.
También a las historias, ñoñas y falsas, de amores imposibles que acaban saliendo bien.

Adicciones para olvidar, supongo, que de todas las vidas posibles, al final, solo podemos elegir una. Adicciones para continuar sonriendo aunque sepamos que la mayoría de los amores imposibles, no nos engañemos, nunca se quitarán esa etiqueta.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Tantas vidas que podríamos vivir. Y al final sólo tenemos una. Y tan corta...
Bienvenida a la rutina... de la que seguro que consigues escaparte en cualquier momento, estoy segura de ello.

Anabel Rodríguez dijo...

Wellcome home Marcella¡.

Tu vida es única, intransferible y encantadora. ¡Vivan tus adicciones!: las películas malas, los amigos que te acompañan a las cañas, (porque seamos sinceras, unas cañas sin amigos, ni son cañas, ni son "ná"), las ciudades verticales, las horizontales, incluso las diagonales, la bici, las manzanas, el césped verde, la vida rosa, los amores im-posibles y la madre que nos parió.
¡Anda! ¡ahí queda eso!

Besos

FBlack dijo...

Bienvenida de las tierras de los hijos de la Gran Bretaña! ;)
La verdad a mi me pasa un poco igual, cuando llevo un tiempo estable en algun sitio parece como si me diera un resquemor por dentro que no me deja en paz hasta que me lío la manta en la cabeza y me voy para alguna parte. Lo he hecho muchas veces y otras me he controlado(hace unos años empecé a aprender alemán y tenía todo casi preparado pero al final me quedé en la piel de toro). Ahora estoy en una de esas fases, hace unos días hice una entrevista para irme a Bélgica pero, no se si para bien o para mal, no me salió finalmente el trabajo. Lo mas probable que me mueva pero dentro del país, aunque si te digo la verdad no se donde terminaré...
Saludos!!
pd. te he dicho ya que te he puesto en mi lista de blogs favoritos? ;)

AROAMD dijo...

eres adicta al flequillo
como método para resolver
la escurridiza vida

una de tantas
elegidas o no
formas de vivirla

el sábado te espero entonces temprana (si es queeee...)
me sé otra adicción

te hemos extrañado en el mar

Avan dijo...

buff, pedalear por londres... estuve a punto de morir atropellado tres veces durante mi estancia, y eso que iba caminando. Sobre ruedas me habría quedado en algún cruce..tú imaginando otras vidas en london y yo a punto de dejar la mia en esas calles infernales. Tengo que hacer un post yo londinense de eso.

Anónimo dijo...

Ay, Notting Hill... pues a mi también me gusta la película, soy adicta a las películas ñoñas que terminan bien.
Besos!
Pd. ¿Te había dicho que me encanta como escribes? ;-)

Gemma dijo...

"Tal vez aquel tiempo de posibilidades va poco a poco marchitándose y ya se me escapan las vidas posibles de las manos".

Jamás de los jamases te ocurrirá eso, pelirroja. Basta con que escribas como haces para retener todos los lugares, todos los amores.

En cuanto al espejo, me parece que es convexo.
Otro abrazo

ETDN dijo...

"De todas las vidas posibles, al final, sólo podemos elegir una"...

Y, a veces, ni eso. Elegimos la que podemos, diría yo.

Tus letras atrapan, interpretadas en voz alta (cuando lees tus textos cobran vida) y leídas en pantalla. No sé cómo he tardado tanto en enlazarte en mi blog. ;))

besazo

Unknown dijo...

"...que de todas las vidas posibles, al final, solo podemos elegir una".

Ni siquiera estoy tan seguro de que podamos elegir esa una. Pero, bueno, se sigue intentando, qué remedio.

En cuanto a la peli, lamento decirte que Hugh Grant me resulta insufrible. No puedo con él. Tal vez con cualquier otro actor la película me hubiera resultado algo menos empalagosa.

Un saludo.

Joseba M. dijo...

María querida, es tan hermoso tu sueño listado, tan de aquel lado tu gusto por no renunciarte, tan de acá la desesperante esperanza que te alarga la vida en otras tantas vidas dentro de la vida que vive esa vida donde un libro viaja ajeno a esa sonrisa...
Ya no dudo que hay un autobús cierto para ti. Lo hay. Te envidio.

María a rayas dijo...

mmm quizá sería mejor decir que de todas las vidas posibles al final sólo "vivimos" una, la que podemos, la que nos dejan, la que minimamente a veces elegimos...pero una al fin y al cabo...y yo siempre me quedo con las ganas de explorar esos "Y si..."(lo que es fatal para la salud mental de cualquiera)

manuel, no lamentes nada, Hugh Grant es de lo más repelente, lo que pasa es que me pilla siempre con las defensas bajas y me ablando..

Mega, sí, es convexo...que me lío...gracias por la correción y por el comentario!!;)

ETDN me alegro que te haya gustado!!yo también tengo que actualizar enlaces!!

Fblack...lástima con lo de Bélgica, aunque seguro que sale algo mejor...

Joseba...a ver si llega ese autobus !!!la capacidad de soñar es abierta y gratis asi que hay que aprovecharla...

anab comparto vivas contigo, (y alguna adicción seguro que también)

brujilla...me gusta que mi rutina sea particular, más que escaparme propiamente de ella, o si me escapo hacerlo para crear una nueva...en el fondo, para mi, la rutina es la vida (y es bella...)

jar, sí, espera el sábado, daremos riendas sueltas a nuestras adicciones


un abrazo fuerte para todos!!

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas