lunes, 28 de julio de 2008

Supervivencia

Caían bombas en Sarajevo cuando se conocieron. Era terrible y bello amarse mientras afuera retumbaban los disparos de mortero. Quererse así, con esa suavidad de los que se sienten frágiles, con esa desesperación que daba el miedo, en aquella ciudad a punto de explotar, que no pertenecía a ninguno de ellos.

Caían bombas en Sarajevo y los dos, empeñados en quererse con la fuerza de los que tienen los días contados, las escuchaban bajo las sábanas de aquel hotel para periodistas. Algún día muy próximo, se irían cada uno por su lado, abandonarían esa ciudad que les pertenecía en parte- cada ciudad donde te enamoras- pensaba ella- se te mete dentro y ya no se escapa.

Sarajevo, si sobrevivía a aquel invierno, sería siempre de los dos, estuvieran donde estuvieran, sin importar las coordenadas, las esquinas de las camas, los hoteles para periodistas. Sería para ellos.


Sarajevo sobrevivió, ellos sobrevivieron.
Llegó entonces la paz, en aquellos dos corazones guerreros.
La paz,
la reconstrucción
y tal vez el olvido,
-seguro, el olvido.

Cuestión de supervivencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay amores que tienen los días contados y la fecha de caducidad va escrita en cada beso.
Ahora bien, lo del olvido es relativo: estoy segura de que ninguno de los dos oirá la palabra Sarajevo sin que la piel se estremezca.

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas