viernes, 29 de agosto de 2008

el silencio

Sentado junto a la ventana, vi pasar las vías tras de tí y con ello también el invierno y aquellos años ochenta, la libertad, todo lo que olía a nuevo. Hasta entonces yo había tratado de captar cada instante con mi vieja Leica, de congelar el momento, la juventud, todas nuestras ilusiones. Tú, mientras, te preocupabas de beberte las noches, de arañarle minutos a las madrugadas, de despilfarrar tu alma en camas ajenas y corazones solitarios. Y siempre, al día siguiente, compartíamos una litrona en un banco del parque que había junto a tu casa mientras intercambiábamos anécdotas y fracasos.

Queríamos llegar lejos y llegar pronto, pero todo lo que hacíamos era estirar nuestra juventud como si eso fuera suficiente para conseguirlo. Quien se dio cuenta antes de que el camino no era el correcto, no podría decirlo. Sólo sé que nos costó aceptarlo y que ninguno habló de ello. Pasamos a compartir silencios en el banco del parque y nuestros miedos hicieron el resto. Luego inventamos excusas y abandonamos proyectos: acabamos adaptándonos y despidiéndonos con la mano en una estación de tren.

¿Sabes cuando nos perdimos? Me preguntaste mucho después, una tarde gris y bochornosa de verano en que nos dimos a la nostalgia a base de chatos de vino.

Yo, que temía tu respuesta sonreí y cambié de tema...


6 comentarios:

ETDN dijo...

Ay...siento debilidad por la nostalgia de la adolescencia. Tus letras me transportan a lo que se nos quedó en el camino. Y a lo que ganamos, también. Ahora no lo cambio. Por fin me siento a gusto con mi edad, después de muchos años en que no.

besos, pelirroja gafapasta, jajaja

Anita dijo...

Jooolin con el tiempo... En Noviembre cumpliré los treinta (aparento cinco o seis menos, jajja)y tengo una medio angusssstia... Aunq si lo pienso, sólo cambiarán dos dígitos en el DNI.
Me encanta mirar atrás y recordar buenos tiempos.

Muakk.

NáN dijo...

Quizá porque tú te fuiste antes de tiempo. O porque te quedaste más de lo necesario.
¿Cuándo nos perdimos todos?

Quizá cuando nos dimos cuenta de que no habíamos sabido ir haciendo realidad los sueños. Habíamos hablado demasiado de ellos, en lugar de madurar poniéndolos en práctica.

Quizá cuando descubrimos que el paso de los años no era lo que habíamos previsto. Yo me imaginaba a mí mismo de viejo, con canas y arrugas, pero pensaba que por dentro todo sería igual. Era capaz de levantarme un lunes y acostarme un miércoles, sin pastillas, solo con café copas y conversación. Ahora, si no duermo seis horas, no puedo ir a trabajar.


Quizá...

Por eso, quizá, escribimos, porque hemos creado mundos que no son de este tiempo.

Gemma dijo...

"Queríamos llegar lejos y llegar pronto". Para mí, ése ha sido el gran error (muy propio de la juventud, por cierto).

Querer las cosas ya mismo, sin esfuerzo, sin trabajarlas... A lo grande (a ser posible).

Besos, pelirroja

AROAMD dijo...

ay, yo sigo queriendo las cosas ya mismo, y tú regadera gafapasta pelirroja, creo que también... el don de la paciencia y la constancia en los sueños es algo muy difícil de esperar...

pero ahí que vamos

cuánto me descolocó la foto
nada que un viernes de vino y con poco que hacer no fuera a revelar

besos

Joseba M. dijo...

Leí hace muy poco a Alberto Méndez (Los girasoles ciegos) que «El silencio es un espacio, una oquedad donde nos refugiamos pero en el que no estamos nunca a salvo. El silencio no se termina, se rompe; su cualidad fundamental es la fragilidad y el epitelio sutil que lo circunda es transparente: deja pasar todas las miradas.»
Ahora, recién te leo a ti y, me tenéis loco reflexionando sobre olvidos y memorias y ayer y siempre y te doy gracias y te releo y te doy gracias y...
Abrazos posvacacionalmente azules...

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas