Un cocido de domingo, porque sí, porque estamos en Madrid y es lo típico, porque apenas llegaste y ya te vas. Después, como siempre, un aeropuerto, donde terminan todas las visitas y comienzan todos los recuerdos.
Hace una tarde deliciosa y es octubre. Atardecerá pronto. Madrid continúa mientras despegan los aviones y pasan los meses. Aún no te fuiste y ya planeamos el siguiente encuentro. Para enero, o febrero, y Paris en invierno. Sin darnos cuenta, ya volvemos, otro aeropuerto en el que terminar las visitas. Entre tanto nuestras vidas, tan distintas, tan iguales, son resumidas en torno a una mesa y un plato caliente. Cuántos inviernos hemos olvidado, cuántos hemos construido a través de estas breves pinceladas con las que dibujamos nuestra relación, lo que somos.
Bajando Gran Vía, México resulta una excusa. Teníamos que encontrarnos.
Y tras eso, muchos más aeropuertos...
Hace una tarde deliciosa y es octubre. Atardecerá pronto. Madrid continúa mientras despegan los aviones y pasan los meses. Aún no te fuiste y ya planeamos el siguiente encuentro. Para enero, o febrero, y Paris en invierno. Sin darnos cuenta, ya volvemos, otro aeropuerto en el que terminar las visitas. Entre tanto nuestras vidas, tan distintas, tan iguales, son resumidas en torno a una mesa y un plato caliente. Cuántos inviernos hemos olvidado, cuántos hemos construido a través de estas breves pinceladas con las que dibujamos nuestra relación, lo que somos.
Bajando Gran Vía, México resulta una excusa. Teníamos que encontrarnos.
Y tras eso, muchos más aeropuertos...
7 comentarios:
Yo quiero aeropuertos... bueno, el viernes tuve aeropuerto, pero quiero ser yo la que arrastra una maleta, la que llega con ilusión, la que se despide con tristeza antes de un control de seguridad... ayss viajar... quiero viajar...
Me ha encantado esa definición de aeropuerto,"donde terminan todas las visitas, y comienzan todos los recuerdos". Y qué razón tienes...
Bonito post.
Muakk
viajar, sí señor_ina, viajar, ir regalando trocitos de nosotros por las esquinas, ir coleccionando esquinas de ciudades con los que llenar huecos...
habrá que marcarse un viajectio pronto...
Anita, es que es verdad, solo después del aeropuerto comienzan los recuerdos, hasta ese momento todo han sido vivencias a la espera de reposarlas apoyados en la ventanilla de un avión...
besitos a las dos!!
Como a Anita, yo también me he fijado en la definición de aeropuerto.
Es el peaje que hay que pagar...supongo. A mí no me gustan demasiado los aeropuertos. Tan internaciones y asépticos, tan de ningún sitio, de ninguna ciudad.
Pero, entiendo que para ti (me parece que ahora eres tú la que hablas) sean una excusa maravillosa.
Un abrazo bien rayadito
Todo esto se debe a la fugaz visita de pepunto fonz verdá¿
verdá verdá???
Aeropurtos, idas y venidas, besos y lágrimas... todo y nada.
Siempre nos quedará... Madrid.
Saludos y salud
Mega!a mí me gustan menos los aeropuertos de lo que me disgustan...son fríos, asepticos, tierras de nadie con gente de todas partes, lugares de despedida...pero también de bienvenida...me gusta el abrazo que espera...las visitas...
Avan...verdá, verdá, verdá (de mentira)...si quieres cuando vengas tú te llevo tambien a comer cocido...
Alvaro...claro que sí...siempre nos quedará Madrid..
besos a los tres
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