miércoles, 11 de febrero de 2009

finales


El escritor abandonado estaba a punto de terminar su última novela. Habían pasado muchas cosas desde que la comenzara una tarde oscura de octubre en que decidió que ya no más. Ella se había marchado cuando el verano empezaba a flaquear, cuando ya no hacía calor en la cama y daba gusto sentir por las mañanas la brisa fresca entrando por la ventana abierta. Se marchó y el escritor abandonado enloqueció de dolor. Estuvo 11 días bebiendo sin parar, arrastrando su pena en forma de risa etílica por todos los bares de la ciudad. Cuando se había bebido toda la ginebra de Madrid comenzó a frecuentar prostíbulos. Fueron 13 días de orgasmos pagados y caricias que no curaban pero que le permitían conciliar el sueño. Cuando habían pasado 25 días exactos desde que ella se marchara, como 25 años tenían sus muslos de caramelo y su mirada de gata, el escritor abandonado encendió su ordenador y empezó a trabajar sin descanso. Acumulados polvos y borracheras pudo recluirse en su casa sin necesidad de nada más que dos paquetes diarios de Fortuna.
Así pasaron los párrafos y los cigarros y llegó el capítulo final. El escritor abandonado, con las ideas más o menos claras en la cabeza, enchufó el ordenador, abrió la carpeta y sin previo aviso, sin elegirlo, sin saber muy bien por qué el icono del correo se iluminó.
Un mensaje nuevo.
Ella.
Ella que no decía nada pero que estaba ahí, recordando, hurgando en la herida, dándole un giro a la trama de su vida para la que él ya había escrito un final una tarde oscura de octubre en que decidió que ya no más. Apagó el ordenador con rabia y salió a la calle en busca de un trago de ginebra. En busca de un nuevo final, del olvido, del delirio y de otros brazos.
En busca de otra novela incompleta.

9 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

Maldita sea, maldita sea, el mensaje llegó en el peor momento. Este escritor se deja arrastrar por un mensaje sin contenido, por una presencia que intuye... oiga caballero, eso no está bien. Mucho mejor dar fin a lo que surge de nuestra mente.
Muacccc

Avan dijo...

Me encantó!

Anónimo dijo...

Baunipe dijo...
Me ha gustado, pero como
el escritor me he quedado sin palabras.Será por falta de ginebra.

Anónimo dijo...

Hola vestido a rayas
quiero presentarte un nuevo fotolog
dedicado a las personas profundas como usted
=D
si usted tiene algun fotolog que muestre fotografias o historias y fotografias seria un agrado para mi hacerles un homenaje .
Muchos saludos Valeria

Anónimo dijo...

www.fotolog.com/flacidez

Anita dijo...

Hay amores que se suponen olvidados pero a veces suponemos mal.

Muakk

Anónimo dijo...

Solemos suponer mal, sí.

A veces se nos pierde el olvido, y yo ya no sé qué es peor.

NáN dijo...

Y hay muslos de caramelo que son unos tocacojones. La verdad.
Menos mal que estás tú para enterarte de esas historias.

María a rayas dijo...

Avan, que bien verte por aquí!!!Me alegro que te haya gustado...beso gordo...

querido Nan...jajaja, sí, menos mal...a este me lo encontré en una barra de un bar que no en una cama, no se crean...

Baunipe...para dejarte a tí sin palabras, tela!!!!bienvenido al vestidoarayas...

Anabel, es ley de murphy...estas cosas siempre en el peor momento...

Microalgo, Anita, qué difícil es el olvido, sí...

Valeria...me ha hecho gracia lo de profunda (jijiji) y lo del homenaje (jijiji). Gracias por tus vuelos trasoceanicos...


un abrazo a todos..

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas