Y sonrío.
No sé si con el pelo corto o con el pelo largo, pero seguro que sigue dándole vueltas a sus rizos indecisos y cuando me vea pronunciará mi nombre con esa musicalidad que solo los italianos saben darle. Entonces recordaremos otras estaciones y otros encuentros y contaremos los años que hace que nos conocemos, los meses que han pasado desde la última vez.
¿Y qué haces en una ciudad de lluvia? preguntaré con cautela y Elda me dirá que ser feliz que no es poco y me llevará a casa. Allí esperará Christian y cuando le vea y escuche su acento bávaro retrocederé a mi ciudad del Este, a aquellas madrugadas en su casa, a esa paella que hicimos una vez, a las confesiones frente a una taza de café, y al beso aquel de la noche aquella que acabamos celebrando todos.
Y serán cuatro días pero recuperaremos el tiempo perdido. Mezclaremos nuestros idiomas hasta crear uno propio en el que sólo nosotros sepamos entendernos. Beberemos cerveza, comeremos chocolate, nos haremos fotos junto al Mannenken Pis y cantaremos aquello de Sie haben uns ein Denkmal gebaut...
Dejaremos que pasen las horas hablando de lo que fuimos, de cómo llegamos hasta ahí y de cuanto nos queda aún por caminar. Y volveremos a Bruxelles Midi, a recordar otras estaciones y otras despedidas.
Guardaremos nuestra amistad de ida y vuelta en la maleta y nos despediremos con un abrazo.
6 comentarios:
A veces tenemos un corazón que parece más bien una estación de ida y vuelta. Siempre encontrándonos y despidiéndonos y entre el hola y el adiós cabe el mundo entero.
Me gusta tanto leer tus historias.
Las despedidas son tristes...pero con esos reencuentros merecen la pena... siempre os quedará volver a veros en otra estación de ida y vuelta.
Si no hablamos antes, pasalo bien peque
Bruja, qué bueno que te asomes a esta ventana...y qué razón tienes: entre la ida y la vuelta la vida entera...
Kira, (no revelaré a nadie tu verdadera identidad;) es cierto que siempre quedarán los planes de nuevos reencuentros...lo bonito de estas relaciones es que no importa el tiempo que haya pasado porque en un minuto todo vuelve a ser como siempre...
un beso a las dos!
Ah, qué bueno tener tiempo y saber que siempre hay vueltas. Y qué rebueno ser consciente de eso y no dejar que la vida pase sin huella.
Tú y tus viajes María, ¡cuantas lenguas!,¡cuantos amigos!,¡cómo me alegras!.
Besos gordos
Tosabu dice: Me has hecho recordar a Elda sentada en el salón en alguna comida que acompartimos !Qué boonito,que recorras media Europa para ver a tus amigas!
Un besazo.
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