viernes, 29 de octubre de 2010

Prisas



Siempre pasa lo mismo. Lo pienso y cojo las tijeras colgadas en la cocina y corto los tallos a los lirios recién comprados en el mercado turco. No los quiero blancos, le digo y él me dice que son azules y yo me lo creo y me los llevo a casa. Luego lleno el florero de agua y me bebo un vaso mientras un sol caduco ya no nos calienta. Me duelen las rodillas y no iré a nadar aunque sea viernes. Puedo tirarme en la cama y visualizar las manchas del techo y así saber que, de madrugada, me será más fácil encontrar los mosquitos que acabarán por desvelarme esta noche, como si esto fuera una noche de verano cualquiera o el trópico.

Siempre pasa lo mismo, pienso. Corro como si se me fuera a acabar el aire. Como si perdiera un tren. Como si no pudiera hacer otra cosa que correr. Tomo aire, todo el aire. Lleno mis pulmones y entonces:

Frenesí. Las caras que pasan. Rojo. Verde. Rojo. Verde. Rojo: me salté un semáforo y un travía hace chirriar su esqueleto. Un metro y otro. En una estación. En Madrid. En Berlín. Gente que corre vestidos de etiqueta. Gente que come en la calle. Que come mientras corre porque no le da tiempo a llegar. A dónde, me pregunto, pero ellos siguen corriendo y yo sigo escribiendo. Solo tengo que llegar. Yo también tengo que llegar, pienso, porque quien sabe si se me acabará el aire o si se escapará mi tren. No paro ni un segundo. No puedo.

La ciudad corre, corre. Corre como si esto no fuera una carrera de fondo. Corremos todos. Tú. Yo. Pero no nos juntamos. Menos mal. No tendriamos tiempo de parar aunque nos encontráramos. Mejor así. Somos gestos borrosos que nos atraviesan en la bici mientras bajamos la cuesta de Espíritu Santo. La de Warschauer str. Cierro los ojos. ¿He llegado?

Ni yo lo sé. Pero estoy cansada y me desplomo.
Tanta prisa y ahora qué. Ahora nada.
Miro los lirios. Las manchas de la pared.
Me aburro.

4 comentarios:

Gemotilia dijo...

El movimiento se demuestra andando y las prisas corriendo....

Anónimo dijo...

Corro, corro¿ A dónde me lleva correr?
A la compra.
Al trabajo.
Al cine.
A una cita.......
No se me recorta la existencia de tanto correr.
Ayer leía en un correo que el mejor violinista del mundo tocó en el metro de Nueva York unos 45 minutos con un Stradivarius y solo unas 7 personas se quedaron unos instantes para escucharlo, la gente pasaba corriendo a sus tareas sin percatarse .Dos días antes se habían agotado las entradas y pagando unos 100 euros para poder escucharlo en el teatro.
¡Cuántas cosas nos peredemos por correr.

Kobach dijo...

Me parece que corremos juntas hacia quién sabe dónde. Yo ando en Canadá, siguiendo lo que escribes, y me gusta. Será que me identifico y que encuentro a veces que correr así, con las agujetas desabrochadas y la boca abierta, tendrá algún sentido después de todo... Un abrazo. Kobach.

María a rayas dijo...

La prisa mata, Gema, que bien lo saben nuestros vecinos del sur...

Anónimo...es cierto..qué poco valor le damos a veces a lo que no cuesta nada (tan meditos estamos en este mundo capitalista...)

Kobach...¿en Canadá? Así que imagino que tú también estás pasando frío. Me alegra verte asomada a este vestido a rayas: bienvenida. Nos leemos!

Un abrazo!

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas