jueves, 10 de abril de 2008

Entonces, de repente, la lluvia...

Desde dónde estaba tumbada, podía ver la ventana. El cielo devoraba la ciudad y la oscuridad se colaba por cada rincón hasta metérsele dentro. Ella también estaba oscura aquel día, en aquella habitación de hotelucho, con pintura descascarillada, cortinas de flores, y moqueta sucia. Sonaba la ducha. Quién en la ducha. Quién. Siempre esa misma sensación de desasosiego mientras esperaba el final de un romance clandestino de apenas unas horas. No es que le quisiera, pero podría quererle, podría haberle querido. Cómo hace un rato, cuando se había regalado entera, cuando, juntos, se habían entregado a las felicidades con toda la fuerza con que dos desconocidos pueden amarse en una cama eterna. En la noche todo y en el día nada, una mañana gris y atormentada.

No quería salir, no quería dejar aquel oasis, no quería volver. A las calles desiertas, a las manos vacías, a las miradas perdidas, a las palabras sin pronunciar. No quería, aunque la magia había desvelado ya todos sus trucos, aunque la ducha sonaba en el baño y la realidad esperaba en su ropa interior tirada en el suelo.

La soledad, ¿era eso? Aquella ventana, aquellos nubarrones, aquel amor intenso y rápido. Y seguir. Y sobreponerse. Y limpiarse de esos besos. Y saberse dueña exclusiva de todos sus rincones.

Entonces, de repente, la lluvia...

12 comentarios:

Gemma dijo...

Esa lluvia que cae con la fuerza de la ducha es la promesa de un alivio seguro...

Buen relato. En realidad, muy bueno.

Anónimo dijo...

"Y saberse dueña exclusiva de todos sus rincones". Me encanta.
El relato es muy bueno, está muy bien contado. Enhorabuena.
Y mil gracias, reina.

Anabel Rodríguez dijo...

...¿y?. Joder no me dejes así. Sigue, sigue, no seas mala, no te pares
Lo que me gustas.

RGAlmazán dijo...

Precioso relato. Corto, intenso, con fuerza y completo.
Me ha gustado.

Salud y República

Avan dijo...

jajaj

Así que nadie sigue tus huellas eh.

Pues leídos los comentarios, parece que es todo lo contrario. Me encantaron este y el anterior.

queremos más!!

María a rayas dijo...

ay ay ay que me estoy poniendo tan gorda de vanidad que no voy a entrar por la puerta del blog...

jooo...gracias!!me alegro de que os haya gustado...pero el final...bueno...es abierto Anab,
¿la lluvia es promesa de alivio como dice Mega?
¿la lluvia es la desesperación total, el llanto?
¿la lluvia es la resignación, la reconstrucción?

pues eso..final abierto
(bonita forma de decir...ejem, ejem...no sabía como terminarlo...)

¿se atreve alguien?
besos a todos...

Anabel Rodríguez dijo...

La lluvia después de cuatro días sin parar, es un c....o.
En serio, el relato es muy bonito, como siempre, pero creo que puedes ahondar más en el tema, porque créetelo aunque engordes, escribes muy bien. Yo no me atrevo a acabarlo, creo que ese honor te corresponde a tí. ¿Ves que forma de devolverte la pelota?
Besos ahogados en lluvia

Bonita del Norte dijo...

aysss sabes qe me gustan, pero son tan tristes...

Joseba M. dijo...

... a él.
Y en su paso silencioso y, aparentemente, neutro, en su huida despreocupada, el hombre tomaba apuntes del natural. Una última mirada a aquella imagen de la mujer sentada al borde del lecho aún caliente le arrancó un adiós que no podía calentar la nada de ese momento.
Grabó aquel rostro en la paleta de sus ojos y cerró la puerta tras él. Y supo enseguida que no iba a necesitar pintar la lluvia que esperaba fuera para plasmar tanta soledad...

http://josebamolina.blogspot.com/
2007/10/bebo-un-bourbon-miro-un-hopper-
escribo.html

SOMMER dijo...

... sonaba con fuerza en el exterior y se mezclaba con el sonido de la ducha.
Cerró los ojos sobre la almohada sudada. Percibió su olor, ese que tanto le gustaba y que ahora se iba por el desagüe de la ducha.
No sabía cuanto tiempo había pasado. De pronto, dejó de llover y sus ojos instintivamente se abrieron.
Decidió en ese momento que nunca más volvería a verle.

Besos

María a rayas dijo...

estoy pensando chicos, que como hoy la lluvia ha dado una tregua (al menos en Madrid) podríamos cambiar la frase...

Entonces, de repente, EL SOL...

lleno de luz, de fuerza, de ganas. Ella, al ver cómo las nubes grises le hacen hueco al sol, cómo todo es posible aquella mañana atormentada, se da cuenta de que de nada sirven las tristezas, de que al final la vida nos obliga a ser felices, y de que solo eso, la sonrisa, la felicidad, merecen verdaderamente la pena...

(un poco cursi...pero al menos SEÑOR-INA menos triste de lo habitual)

besos a todos!!!

Unknown dijo...

Bella prosa poética para referirse a la dureza de la vida en forma de agua de lluvia. Lamentablemente, todos debemos llevar siempre ese paraguas protector que nos ampare de la realidad que a veces nos llueve y que a veces -permítaseme el juego de palabras- nos atormenta.

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas