lunes, 7 de julio de 2008

Hay que mojarse

(...o como acabar unas fiestas de Chueca con dignidad)



Hay que mojarse Elena, hay que mojarse.


Cuántas veces se lo había dicho. Pero ella no hacía caso y Minerva se cansaba de repetirlo, se cansaba de aquella relación que no iba a ningún lado, de esa Elena alocada y fantasiosa que no quería darse entera.

Con las ganas que tenía ella. Desde el principio. Desde aquel bar y aquella copa, desde que supo de su mirada de agua, de sus manos pequeñas, de su fragilidad. Desde siempre. Pero Elena estaba sin estar y a veces a Minerva le agotaba ser la única que tiraba del carro, la única dispuesta a darlo todo, a establecer prioridades, a dejarse la piel en el camino.

Eran las 6 de la mañana y estaba cansada. De la fiesta, del ruido en la calle, de la gente alegre, de las banderas arcoiris, de Elena.

Vámonos.

Enfiló Hortaleza con la sensacón de que estaban pasando por un campo de batalla a punto de ser devastado: vasos de plástico por las aceras, chicos meando en las esquinas, grupos de borrachas desafinando, chinas vendiendo cerveza...
A Minerva, aquel paisaje desolador le recordó a su relación medio muerta:

Elena, no puedo más. Si quieres que esta relación siga adelante tienes que mojarte.

El mismo ronroneo, las mismas respuestas vacías, las mismas mentiras. Lo de siempre.

Joder Minerva, mira que eres pesada. Que sí, que sí. Si quieres que me moje, me mojaré...

Y entonces, de la nada, un chorro de agua cayó sobre ellas. Las dos miraron hacia arriba con caras incrédulas.

Qué coño ha sido eso...

En un balcón de la tercera planta vieron a un grupo de imbéciles gritando "orgullo" y sonriendo felices mientras lanzaban vasos de agua a la calle.

Minerva no pudo evitar reirse de aquella situación tan absurda. La gente, sin duda, estaba mal de la cabeza. Pero hacía calor y era solo un poco de agua y finalmente Elena se había mojado. Había cumplido su palabra aunque aquello probablemente no cambiara las cosas.

O quien sabe, se dijo mientras la abrazaba muerta de la risa.
Tal vez, merecía la pena seguir intentándolo.

(La foto está sacada de Internet. Es de Ricardo Cordero. De las fiestas del Orgullo Gay de Madrid en 2007)

9 comentarios:

FBlack dijo...

mejor un poco de agua que una cagada de paloma...yo ya he tenido un par de experiencias "mierdunas". ;)
Saludos!

Anónimo dijo...

El caso es mojarse. ¿No?
Aunque sea de una forma tan inesperada.
Qué bien asomarse a tu ventana y leer la ciudad...

Anónimo dijo...

Ay! (insertar suspiro sonoro) lo que me habría gustado estar, este año también, en las fiestas de Chueca, pero sobre todo en VUESTRA fiesta. Pero ya nos inventaremos otra no??

Gracias por la fuerza. Todo bien. Muchos besos!

NáN dijo...

Y tó lo que'l tiempo
a mí me iba a dar.
A la hora del agua,
no ha caío ná, ná, ná ná,
no ha caío ná.
Kiko Veneno


(aviso gratuito al personal, de que nada viene dado, así que mejor prepararlo uno. Y si es preciso mojarse y no hay modo, hasta se puede escupir para arriba).

Álvaro Dorian Gray dijo...

Me ha encantado saber que, de una manera u otra, al final uno se moja..
saludos y salud

María a rayas dijo...

Fblack...pues sí un poco de agua siempre es mejor que una paloma...aunque dicen que trae suerte...vete tú a saber...

Brujilla, me alegro que estés de vuelta a esta ventana...

Vega...pues sí que te habría gustado la fiesta, estuvo, sobre todo, curiosa...(vamos...fue lo más surrealista que he tenido en mucho tiempo...) Pero ya habrá otras...(y conociéndonos no tardarán mucho)

Nán...qué razón tienes...nada viene dado...pero a veces uno tiene suerte y las cosas, simplemente, caen del cielo...

Alvaro...la vida no siempre da tantas oportunidades así que...¿por que no dejar que lo haga la literatura?...así todo es más bonito

y nosotros
tan contentos...

besos!!

ETDN dijo...

Qué bueno, el relato.

Mojarse, a veces es cuestión de voluntad. De querer. Otras veces no: te encuentras el chaparrón y no hay nada que hacer.

El amor siempre es difícil. En cualquier forma, combinación y género.

Gran fiesta, sí. A mí se me pasó volando.

Disfruta de Berlín.

besotes

CarmenS dijo...

Espero que no fueran las únicas que se empaparon y se rieron en tan estupenda fiesta.

Anabel Rodríguez dijo...

Romántica hasta la médula, esa eres tú. La delicadeza con la que empapas esta relación, moja más que el agua que tiraron desde el balcón.
Besinos

Cuento a la vista

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La parte niña del vestido a rayas