Se puso una de sus minifaldas favoritas, se alisó con calma su melena rubia, y salió a la calle a ponerle ojitos a todos los chicos guapos de Madrid. Pero Malasañaa, aquel sábado de calor imposible, era un desierto y los chicos guapos había huido a la playa o hacia otros brazos y otras melenas rubias. Apuró su cerveza en aquel bar con el aire acondicionado a todo trapo y se fue con su minifalda a ponerle ojitos a su cama vacía.
Pero cuando llegó, su cama vacía estaba repleta de recuerdos y de fantasmas. A punto de romperse en pedazos buscó con ansia el paquete de tabaco.
No
le
quedaban
cigarros.
Así que, minifalda y melena rubia, salió a buscar un bar abierto con máquina de tabaco. Lo encontró dos calles más abajo, casi llegando a Gran Vía. Era una taberna que debía estar a punto de cerrar y en la que nunca antes había entrado. Cuando pidió al camarero que autorizara a la máquina a venderle el maldito paquete de tabaco, se encontró con una mirada profunda que la traspasó entera.
- ¿sólo quieres eso? ¿no te apetece una cerveza? Te invito
- No gracias, sólo eso. Pero te tomo la palabra. Volveré a por esa cerveza.
- Eso espero Rubia.
Aquella noche soñó con chicos guapos que le ponían ojitos mientras subía marcando paso, minifalda y melena rubia, por la Gran Vía de Madrid.
Pero cuando llegó, su cama vacía estaba repleta de recuerdos y de fantasmas. A punto de romperse en pedazos buscó con ansia el paquete de tabaco.
No
le
quedaban
cigarros.
Así que, minifalda y melena rubia, salió a buscar un bar abierto con máquina de tabaco. Lo encontró dos calles más abajo, casi llegando a Gran Vía. Era una taberna que debía estar a punto de cerrar y en la que nunca antes había entrado. Cuando pidió al camarero que autorizara a la máquina a venderle el maldito paquete de tabaco, se encontró con una mirada profunda que la traspasó entera.
- ¿sólo quieres eso? ¿no te apetece una cerveza? Te invito
- No gracias, sólo eso. Pero te tomo la palabra. Volveré a por esa cerveza.
- Eso espero Rubia.
Aquella noche soñó con chicos guapos que le ponían ojitos mientras subía marcando paso, minifalda y melena rubia, por la Gran Vía de Madrid.
7 comentarios:
Supongo (y espero) que estarás archivando todas estas historias tuyas madrileñas, estos fragmentos de vidas tan bien contados. Son fantásticos, haces que veamos la minifalda y las piernas, haces que hasta los que no fumamos echemos de menos el tabaco. Y con una economía de medios, y... ay, qué bien.
Brujaroja y a que las piernas de esa rubia tienen que ser increibles?... estoy contigo, esta chica nuestra escribe ayssss
Pelirroja... esta es la canción para la rubia...
http://www.goear.com/listen.php?v=62cac5c
También para la pelirroja, la castaña y la morena... para todas las princesas que se esconden bajo la falda a rayas para leer a maría...
Gracias pequeña...
No es lo mismo llamar que abrir, siempre está por medio la puerta y la rubia quería llamar, no estaba preparada para abrir.
Beso creativo.
¿No merecía el propietario de esa mirada una contestación a su invitación? ¿No era tan guapo como para ponerle ojitos? Estas rubias veraniegas que exigentes son.
Besinos
mmm...viéndolo así, lo cierto es que, Anab, Víctor, teneis toda la razón...
Rechazó al camarero, sí, pero en el fondo, lo que buscaba esa Rubia poniendo ojitos aquel sábado de calor, lo que buscaba era un poco de autoestima, de amor propio, de sentirse menos pequeñita...
necesitaban que la quisieran, tal ver, pero sobre todo necesitaba quererse ella, sentirse un poco mejor..
pasa de vez en cuando no???
besos a todos
mmmmm tras una noche nefasta... encontrrarse con eso, puede que la dejara en shock... quizás prefirió aplazarlo, pero no negar la invitación... la historia no acaba ahi estoy segura... aunque mmmm yo si me la hubiera tomado... la cerve...
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