Mira qué frío hace fuera. Los geranios del balcón tiritan ante la idea de otra noche de hielo y nieve mientras la ciudad se llena de un barro sucio que nos recuerda que no estamos en el paraíso, que esto no es una postal. Mira qué frío.
Y nos quedamos bajo un edredón, calientes. Duermes y yo te observo y tengo los pies helados y quiero tocarte los muslos con ellos, caminarte por tu espalda y sacarte del sueño caliente para que compartas conmigo este frío.
Pero no lo hago y me duermo yo también. Me dejo abrazar. Descanso ante la idea de que hay otra persona en la cama para quitarme la escarcha acumulada entre los dedos a lo largo de los años.
Luego viene el día, el sol, la ducha caliente, la ropa. Una capa, otra, otra más. Los complementos. La calle. Llevas tanta ropa que si volviera a verte desnuda es posible que no te reconociera.
Por eso dejo que te marches con el frío.
Pero no lo hago y me duermo yo también. Me dejo abrazar. Descanso ante la idea de que hay otra persona en la cama para quitarme la escarcha acumulada entre los dedos a lo largo de los años.
Luego viene el día, el sol, la ducha caliente, la ropa. Una capa, otra, otra más. Los complementos. La calle. Llevas tanta ropa que si volviera a verte desnuda es posible que no te reconociera.
Por eso dejo que te marches con el frío.
5 comentarios:
Salir al frío de esta mañana ha sido toda una proeza de la voluntad. Qué fortuna vivir en esa burbuja, cálida y aislada, del edredón y un corazón caliente sacudiendo la almohada ahí al lado...
Abrazos de lana
Amor frio que calienta la noche, y aprovecha la ocasión. Por cierto, lo que me extraña es que sobrevivan los geraneos en semejantes circunstancias.
Besosssss
Me gusta la idea: cuanto más te pones más te quitas a ti misma.
con lo bien que se está dentro de la camita.....
saludos y salud
Gran final, esos dos últimos párrafos
=)
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