miércoles, 1 de septiembre de 2010

incomprensible

Somos hijos de mil batallas, herederos de una historia construida a base de conquistas, de victorias, de imperios, de reinos, de colonias, de pueblos que se levantaron en armas, heroicamente, luchando cuerpo a cuerpo para defender su patria, su familia, su vida o algo tan burdo y tan variable como las propias creencias. Somos hijos de los galones que prendían a sus chaquetas los generales mientras empuñaban armas cada vez más sofisticadas, cada vez más perfectas, incluso bellas, como si la belleza también se burlara de nosotros habitando en las cosas más terribles. Somos hijos de las mujeres violadas, de los hombres masacrados, de la ciudades devastadas, de la mirada indiferente de aquellos a que miraron a otro lado. Somos retoños nacidos del odio, de la unión entre pueblos que posibilitó el propio odio, de la desunión que causó después. Somos hijos del odio y solo a veces fruto del amor. Somos herederos de una cultura violenta, de una vida construida a partir de la muerte. Somos hijos de la guerra.

Y sin embargo no sabemos nada de ella. Sabemos fechas, sabemos cifras, sabemos nombres. Pero poco más. No tenemos ni idea de quién, de por qué llega, de por qué toca, de para qué sirve. No podemos entenderla. Es incomprensible. Pero existe, como la nada después del universo, como los agujeros negros. Por mucho que seamos incapaces de comprenderlos, de visualizarlos, de imaginarlos. Existe. Es real. La guerra de la que somos hijos. Aunque por muchas vueltas que le demos, por muchos agujeros de metralla oradando las paredes de cemento de las ciudades viejas, por muchas tumbas limpias y brillantes, por muchos reporteros que se hayan jugado el tipo, por mucho que creamos entenderlo, no podemos.

Es incomprensible...

6 comentarios:

NáN dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
NáN dijo...

No, no somos hijos de los generales. Bueno, yo soy nieto; pero eso no cuenta. Somos hijos de los que mandaban de aquí para allá; quisieran o no. O de aquellos a los que les enseñaron a tener miedo de los otros, porque decían que se les comían su pan, o podían hacerlo.

Eros y Thanatos nos guían a partes iguales. Es bueno reconocerlo para poder combatirlo.

Álvaro Dorian Gray dijo...

No sé si somos hijos o nietos de.. pero mi valor ante un trozo de tierra o por una bandera es cero. Creo que soy más hijo de la palabra aunque a veces parezca un tonto....
saludos y salud

The Wise Man (ex-Peludo ^^) dijo...

Poco más que añadir, excepto una canción

Sarajevo 12/24 [Trans-Siberian Orchestra

María a rayas dijo...

Álvaro...nunca digas de este agua no beberé...no creo que aquellos que batallaron (convencidos o no) fueran mejores o peores que nosotros. Simplemente vivieron en otro momento y en otro lugar. Yo quiero creer que mi amor a tierras y banderas es mínimo y que nunca lucharé por ellas...pero chico, no sé...no pondría la mano en el fuego...

Nano, más amable tu visión: Eros y Thanatos, yin y yang...dos mitades entre el bien y el mal...

hola chico listo antiguamente conocido como peludo...gracias por la música...

un beso a los tres!

Anónimo dijo...

Esta es mi pregunta continua ¿un día una nación se acuerta tranquila y al día siguiente aparece entre bombas?
Los habitantes del planeta si nos preguntaran diríamos que lo que queremos es: trabajar poco, mucho ocio...y vivir la vida.Entonces son nuestros políticos( nuestros elegidos, nuestros dictadores) los que deciden por nosotros .
Me niego aceptar las eternas guerras.
Ahora recuerdo, si Caín y Abel ya se pelearon. Besitos pacíficos.

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas