martes, 15 de enero de 2008

Morir de FELICIDAD

Parece que por el momento se acabaron las visitas. Durante un mes México, mi pelo largo, la guitarra y los 23 han vuelto a mi vida. Han invadido Madrid de recuerdos, nostalgias y risas. Muchas. Tantas, que ahora los silencios me parecen ensordecedores.

Primero fue Philippa y volvieron las conversaciones sombre hombres imposibles.
Luego Pepín, que trajo la música, el acento y el recuerdo de aquellos que quedaron al otro lado del charco.
Por último Jean y Joaquín.

Con ellos dos nos hemos escapado de la rutina este fin de semana de mil días, mil horas y mil risas. Pero el domingo, ya de noche, cuando Jean se despedía en el aeropuerto y Joaquín, con su sempiterna camisa a cuadros, marchaba rumbo a Villalba, el Multipla se quedaba vacío y nosotras calladas. Pensando en las personas que te hacen feliz, en los caramelos que sólo pueden saborearse de vez en cuando. En los amigos que llenan fotos, que sonríen a la cámara y se quedan así. Eternamente jóvenes. Eternamente bellos. Eternos.
(en fotos que se harán viejas)

Pero como siempre me ocurre cuando un momento dulce llega a su fin, la boca que se empachó de carcajadas se llena de pronto de un regustillo amargo. Y lo que me queda es la sensación de que acabo de archivar un recuerdo feliz, de que acabo de hacerme más vieja.

Pero luego vuelvo a mirar las fotos, las sonrisas y pienso que si ser feliz nos hace viejos, quiero envejecer muy rápido...

...y morir de felicidad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

lagrimilla, tono sepia estupendo, aunque mija escogiste retrato mu poco agraciado.
Es bonito envejecer con tan bellas almas, buscarle tiernas comisuras a los demás y morir tras cada momento feliz para resurgir con más años y menos vacíos

sansopey dijo...

y la guinda de este mes (al que podríamos rebautizar como "themexicanrevival") sin duda, el reencuentro cordobés en El Escorial, aunque sin lauras. Mi barómetro de entrañabilidad picó su máximo ayer.
ni ma' ni meno'
ni ma' ni meno'
que grandes sois!
Y sí, vale, no andamos to el día comiendo caramelos (entre otras cosas porque nos dolería la tripa de tanto empacho) pero sólo de pensar lo ricos que saben, a poco no se te pinta una sonrisa que llena cualquier atisbo de vacío?
un día sin tí y ya te echo de menos, ayshhhhh
besazo

María a rayas dijo...

ay sandriiii....no me quede a recoger la fiesta...pero es que tenía promesa chariana de dormir acompañada y ya sabes que me dan miedo las camas grandes...la fiesta genial...bailé tanto con la canción del verano...
se me llenaron todos los vacíos...

beso queso meine liebe

Cuento a la vista

Cuento a la vista
La parte niña del vestido a rayas